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Araceli Monsalvo

 

Hola, estudié Ciencias Políticas en la Ciudad de México y más tarde trabajé durante seis años como redactora y reportera en la sección Política e Internacional del periódico "El Financiero".
Además de haberme desempeñado como reportera en los periódicos locales de "El Mercurio", "La Verdad" y "Expreso" en Ciudad de Victoria, Tamaulipas.
Actualmente laboro como reportera del periódico "Correo" desde enero del 2000 en Guanajuato Capital.







Las Mujeres y el Voto


Hace 48 años inició en nuestro país el proceso democrático para que las mujeres tuvieran acceso al voto y fueran votadas, situación que abrió un espacio amplio de participación política en los diversos ámbitos de la administración pública y que llevaron al sector femenino a tomar decisiones importantes a nivel nacional.
El voto de las mujeres en Guanajuato se da de manera más temprana que en el resto del país al incluirse éste derecho dentro de la Ley Electoral de 1934, aunque la misma ley establecía sus propios candados y las mujeres sólo podían ejercer el sufragio sí eran profesionistas que vivieran de sus rentas, con propiedades inmuebles; o bién, que tuvieran algún establecimiento de carácter mercantil o industrial.
Unicamente podían votar todas aquellas mujeres guanajuatenses que sabían leer y escribir y sólo para elegir a funcionarios municipales.
A lo largo del tiempo, la forma y los mecanismos que han empleado las mujeres para tener acceso a una posición de igualdad en relación con los hombres ha sido un proceso largo y desgastante que a la fecha no se ha consolidado.
La pugna para ganar espacios dentro de la sociedad y ser reconocidas por sus capacidades intelectuales obligó a muchas mujeres a organizarse en grupos feministas hasta el punto de retomar actitudes verdaderamente radicales o de un feminismo llevado a los extremos.
Sin despreciar los idelaes feministas de muchas mujeres guanajuatenses que han logrado abrir espacios de participación, es necesario que las mujeres reconozcan que han dejado escapar oportunidades valiosas porque los niveles de profesionalismo y manejo de los temas que a diario se le presentan no están bien aprendidos, con ello, no quiero decir que todas las mujeres se incluyen dentro de éste parámetro, cuando muchas de ellas son muy valiosas y reconocidas por su agudeza intelectual.
No basta con saber que las mujeres ocupan el 51 por ciento de la población global de México, situación que es muy similar si se traslada al Estado de Guanajuato, sino saber que la desventaja más grave en relación con los hombres está particurlamente en el desarrollo profesional, la falta de interés por los temas que todos los días se tratan dentro de la oficina y el escenario en donde desarrolla el 80 por ciento de su vida diaria.
Es verdad que ahora las mujeres están presentes en el Congreso de la Unión, en los Congresos locales y ocupan puestos dentro de la administración pública, pero con un porcentaje aún muy bajo. Salvo contadas excepciones, hay mujeres que han demostrado, pese a las adversidades y posiciones machistas, sus habilidades dentro de la política, han sobrevivido y destacado frente a posiciones en su contra.
La llegada de una mujer a la Presidencia de la República parece ser un sueño inalcazable para la mayor parte de las mexicanas y seguirá siendo una quimera hasta que logren demostrar con habilidades y conocimientos firmes que esto es posible en el futuro.
El acceder al voto ha sido una las grandes conquistas democráticas a favor del sector femenino pero todavía falta mucho por hacer y quizá se encuentre en el perfil de un mujer la esperanza de tener un Ejecutivo firme y decidido que falta en nuestro país para solucionar los graves problemas que nos aquejan desde hace décadas.
Todavía no han hecho lo fuciente frente a lo injusto, todavía falta que las mujeres retiren de su persona la etiqueta de ser únicamente una figura decorativa de la oficina y del hogar para trascender y acceder al poder.
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